Hola de nuevo!!!

Aquí ando recuperando el blog, la culpa la tiene la Mary, mi compañera de casa, una loca de las posibilidades cibernáuticas.

Como sigue siendo un blog de picoteos latinoamericanos y como además por aquí sigo todavía, aunque un poco más al norte, os pongo algunas fotitos de una de mis últimas excursiones, son de Guatemala, fui desde El Salvador, mi residencia desde hace un año, aquí ando con el Iván, así que vean lo bonito que también centroamércia es:




El Pacaya, volcán activo de Guatemala. Resulta que es impresionante porque es un volcán activo y puedes ver la lava en tus pies y escuchar el rugido de su interior, pero ay!, también resulta que un mes después de que estuviéramos nosotros, hubo una explosión que tuvo consecuencias trágicas para algunas personas, en fin, mejor no pensarlo.
Bueno guapas y guapos, ahí lo dejo, porque si lo agarro con muchas ganas tal vez no vuelva a escribir en un mes, el próximo día os cuento algo de El Salvador.

























Nootka es una chica muy simpática, con la que he tenido el gusto de coincidir en esta vida mía, que se podría decir que no es ni larga ni corta, pero suficiente para que me haya dado tiempo a encontrarme con determinados seres... ¿cómo diría?, indescriptibles. Lo malo de esta personilla en cuestión es que, aunque a veces quisieras matarla, no te puedes negar a sus ocurrencias trasnochadas, porque nadie las propone como ella, así que ahí va:

Mis seis manías

Acostarme en el lado de la cama más alejado de la pared
Sacarle la mayonesa a los huevos rellenos antes de comérmelos
Mordisquear la parte superior de los lápices de madera
Mover la cucharilla en el café en el sentido de las agujas del reloj
Ponerme primero el zapato derecho
Escuchar las conversaciones ajenas cuando viajo en bus

Enlazar a la persona que me lo manda

http://miperspectivaemic.blogspot.com/

Pasarlo a otras tres personas:

Se lo paso a Nootka porque sus manías no me han convencido nada

http://miperspectivaemic.blogspot.com/

Se lo paso a Luz, porque hace mucho que no sé nada de ella

http://www.entreoniriosydelirios.blogspot.com/

Se lo paso a Silvia, porque en cuanto se entere va a querer jugar

ups! no sé si no tengo la dirección de Silvi, o si Silvi no tiene blog

Estoy un poco mal, ¿no?
Hola queridas y queridos todos
Confieso que estoy escribiendo en éste, mi blog, más por desesperación que por una necesidad imperiosa de comunicación, o tal vez tengo la necesidad imperiosa de comunicar precisamente mi desesperación. Ando en este mundo cibernaútico, si es que se dice así, desde tempranito en la mañana, son las 12.35, que aquí ya es la tarde, porque es la hora del almuerzo, y todavía no he logrado encontrar un billete que pueda pagar y me lleve a encontrarme a tiempo con mi futuro laboral inmediato. Tendrá razón la loca italiana y será la energía que transmito, es decir, ni putas ganas de salir de Cali, será, seguramente será. Tendré que concentrarme un poco y pensar en las experiencias maravillosas que me esperan en cierta ciudad de la costa peruana, pero lo cierto es que la tierra del Imperio Inca, por lo pronto, no ayuda con la opresión en el pecho que me provoca dejar la linda Cali, sobretodo por aquellos que la habitan, claro.

Nada niños, sigo en mi tarea, que pena (de la pena colombiana, es decir: qué vergüenza), descargar en vosotros estos pocos pensamientos negativos o tristes o qué sé yo...

Un besazo, os quiero.

Parque Tayrona

Ah, no estar parado ni andar,
no estar acostado ni de pie,
ni despierto ni durmiendo,
ni aquí ni en cualquier otro lugar,
resolver la ecuación de esta inquietud prolija,
saber dónde estar para poder pasear por todas las calles,
saber dónde…

Fernando Pessoa
El paso de las horas


Ya me daba un poco de apuro no haber escrito nada desde ¡mayo!. Tengo varias teorías al respecto, pero mejor no intentar arreglarlo.

De vuelta en Colombia. Estoy en Cali, barrio de San Antonio, en la casa a la que llegué hace unos meses a visitar a Dan. Alba y Diana me alojan y cuidan amorosamente. Este un barrio alternativo-clase media, tranquilo, activo en lo cultural y con los cafés más agradables de toda la ciudad. Pero a mí me gusta la tienda de la esquina, donde bebemos cervezas y están las ¨fuerzas vivas¨ del barrio, como diría cierto amigo mío, y este ciber, desde el que os escribo, que lo lleva Camilo, un ayahuasquero y pachamámico que parece estar siempre soñando. También me gusta la panadería que hay a la vuelta de la calle. Puedes encontrar pan de bono recién hecho y un tinto que no está mal, eso sí, lo tomas en la calle pero siempre encuentras a alguien que te da conversación durante el desayuno, por si te aburres.

Pero lo mejor de Cali es la forma en que ventea por las tardes, que normalmente precede a una lluvia más o menos torrencial.

¨Cali es Cali, y lo demás es Loma¨

Supongo que suscribo la frase, pero Cali es más cosas. Cali es actividad cultural frenética y falta de oportunidades para los jóvenes, Cali es salsa, es Hip Hop y también regetón machista, Cali es viento fresco y calor insoportable, movimiento estudiantíl y violencia en los barrios, policía e inseguridad (a veces comprendidas en el mismo concepto), Cali es hermosa y tremendamente fea a un tiempo.

Cali es Cali
Para mi prima Amanda,
desde Cali


Quiero ser una niña mala y no lavar nunca los platos y escaparme de casa. No voy a explicarle las tareas a nadie, ni a tender la cama. No quiero esperar en el balcón, suspirando y aguantando lágrimas, la llegada de papá. Ni con mamá ni con nadie. Cuando sea una niña mala gritaré, lloraré dando alaridos hasta que la casa se caiga. Cuando sea una niña mala no voy a volver a marearme y a vomitar. Porque no voy a subir al auto que no quiero, para dar las vueltas y los paseos que no quiero, ni voy a comer lo que no quiero, ni a temer que alguien diga si vomitas te lo tragas, pero a papá no se lo hacen tragar. Yo voy a ser una niña mala y sólo voy a vomitar cuando me de la gana, no cuando me obliguen a comer.

Llegaré con rastros de lápiz rojo en la camisa, oleré a sudor y a trago y me acostaré con la ropa sucia puesta y roncaré hasta despertar a toda la familia. Todos despiertos, cada uno callado en su rincón, respirando miedo. Quiero ser el ogro y comerme a todos los niños, especialmente a los que no duermen mientras yo ronco y me ahogo. Porque los niños cobardes me irritan. Quiero niños malos, y quiero una niña mala que no se asusta por nada. No le importa ni la pintura ni la sangre, prefiere las piedras al pan para dejar su rastro, y aulla con las estrellas y baila con su gato junto a la hoguera. Ésa es la niña que voy a ser. Una niña valiente que puede abrir y cerrar la puerta, abrir y cerrar la boca. Decir que sí y decir que no cuando le venga en gana, y saber cuándo le da la gana. Una niña mojada, los pies húmedos en un charco de lágrimas, los ojos de fuego.

La niña mala no tendrá que hacer visitas ni saludar, pie atrás y reverencia, ni sentarse con la falda extendida, las manos quietas, sin cruzar las piernas. Las cruzará, el tobillo sobre la rodilla, y las abrirá, el ángulo de más de noventa, la cabeza alta y la espalda ancha y larga, y se tocará donde le provoque. No volverá a hacer las tareas, ni a llevar maleta, ni a dejarse hacer las trenzas, a tirones, cada madrugada, entre el huevo y el café. Nadie le pondrá lazos en la coronilla ni le tomarán fotos aterradas. Tendrá pelo de loba y se sacudirá desde las orejas hasta la cola antes de enfrentarse al bosque.

No me paren bolas, gritará la niña mala que quiere estar sola. No me miren. No me toquen. Sola, solita, se subirá con el gato a sillas y armarios, destapará cajas y bajará libros de estantes prohibidos. Cuando tenga su casa y cierre la puerta, no entrará el hambre del alma, ni los monos amaestrados, ni curas ni monjas. El aire de la tarde la envolverá en sol transparente. Las palomas y las mirlas saltarán en el techo y las terrazas, y las plumas la esperarán en los rincones más secretos y se confundirán con los lápices y las almohadas. Se colgarán gatos y ladrones y tal vez alguna rata, por error, porque sí, porque van a lo suyo, de paso, y no saben de niñitas, ni buenas ni malas. Armará una cueva para aullar y para reír. Para jugar y bailar y enroscarse. Para relamerse.

Ahora el balcón está cerrado. El gato todavía recorre y revisa los alientos. Es tarde y la niña buena, sin una lágrima se acurruca y se duerme.


Cuento de Montserrat Ordóñez. Colombia